La profecía de George Orwell, publicada en 1948, se ha cumplido plenamente por vía electrónica: Big Brother is watching us.
Sólo que el Hermano Mayor que nos vigila a todos, no es ninguno de los
dos sistemas políticos que Orwell cuestionaba y temía, con razón: el
nazismo y el stalinismo. El verdadero Hermano Mayor se proclama
democrático y se fotografía al pie del monumento a Lincoln mientras
escruta de manera ilegal hasta "el más oscuro rincón de la Tierra".
WikiLeaks acaba de confirmarlo -de manera espectacular- en un
comunicado de prensa, donde anuncia la publicación de miles de archivos
ultrasecretos de la CIA, bajo el código Vault 7 (Bóveda 7). Solamente la
primera tanda, denominada "Year Zero", contiene 8.761 (ocho mil
setecientos sesenta y un) documentos de una red ultrasecreta ubicada en
el corazón de Langley y ocupada en convertir en micrófonos, grabadores y
cámaras, a teléfonos fijos y móviles y aparatos de televisión
inteligentes.
Según Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, que
permanece asilado en la embajada de Ecuador en Londres, la nueva
revelación de su organización "es excepcional desde una perspectiva
política, jurídica y penal".
La fuente de este material invaluable
es, por supuesto, un antiguo hacker de la propia CIA, quien reveló que
hay un profundo malestar entre muchos de los cinco mil "piratas
informáticos" que la Agencia Central de Inteligencia de los Estados
Unidos emplea para espiar a propios y ajenos.
Una de las causas del
malestar tiene que ver, precisamente, con el espionaje que la CIA
ejecuta sobre los propios ciudadanos norteamericanos; una actividad
prohibida por la ley.
En el comunicado que difundió por las redes
sociales, WikiLeaks sostuvo que las nuevas tecnologías del espionaje
afectan a productos de diversas empresas europeas y estadounidenses,
como el IPhone de Apple, el Android de Google y los televisores Samsung,
para citar los ejemplos más relevantes.
WikiLeaks también reveló
que las nuevas técnicas de intercepción le permiten al espionaje
norteamericano saltar por arriba del cifrado de WhatsApp, Signal,
Telegram, Confide y Cloackman La mejor prueba de que el destape es
muy trascendente y dio en el blanco, es que la CIA, salió a "desmentir" a
WikiLeaks, en un comunicado oficial que indirectamente confirma la
magnitud y justicia del destape. La Agencia sostuvo que su misión es
"colectar inteligencia foránea de manera agresiva para proteger a
Estados Unidos de los terroristas".
Como era obvio la CIA admitió
que tiene expresamente prohibido realizar espionaje "doméstico", pero
WikiLeaks replicó que "La Compañía" ha espiado "cientos de miles de
objetivos y máquinas en América Latina, Europa y Estados Unidos".
La
gigantesca filtración se debió a que el archivo ultrasecreto fue
distribuido, de manera no autorizada entre contratistas y hackers.
Como era de esperar, el gobierno de Donald Trump reaccionó de manera
furibunda contra este nuevo destape que no solo reveló el malware de la
CIA, sino algo aún más siniestro que el simple espionaje: la posibilidad
de infiltrarse en sistemas de control de automóviles y camiones para
producir asesinatos practicamente indetectables.
El Hermano Mayor
nos vigila con creciente perversidad, pero no deja de ser alentador que
aún haya ciudadanos estadounidenses -como Snowden o el que le suministró
esta data impresionante a WikiLeaks- que se juegan literalmente la vida
para denunciar que el proclamado "sueño americano" se parece cada vez
más a la pesadilla orwelliana de 1984.
Miguel Bonasso