Inspirado en mi novela “La memoria en donde ardía”, mi hijo Federico (que es -fuera de toda subjetividad paterna- un gran poeta y un gran músico) compuso a comienzos de 1990 una "rola" muy especial, que estrenó enseguida con su conjunto rockero de entonces: “El Juguete Rabioso”.
Rindiendo un culto intimista y lírico a la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo, Federico Bonasso fue a la médula que había inspirado mi narración: el genial poema de Francisco de Quevedo “Amor constante más allá de la muerte”.
Aquel que dice:
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
más no desotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama el agua fría
y perder el respeto a ley severa.
Con gran audacia formal, Federico combinó la canción, con el recitado completo del poema de Quevedo. Poema que lo involucra porque su generación también es “la memoria en donde ardía”, porque él mismo lo es.
Ahora, un cuarto de siglo más tarde, en unión con el talentoso cineasta mexicano Sergei Saldívar, Federico viaja al centro de la memoria herida, pero no muerta ni rendida, con este videoclip que yo he querido regalarles en una tarde gris de México, mi Patria de exilio.
Miguel Bonasso
PD: Este es el video desde Youtube, donde pueden ir para dejar sus impresiones:
https://www.youtube.com/watch?v=dZyEqVzYVKE&feature=youtu.be
Acá está una versión con mayor resolución para disfrutar:
https://vimeo.com/137430593
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